VÍNCULO HUMANO ENTRE ARTE Y TECNOLOGÍA

El vínculo entre el arte y la tecnología: lo humano.

El arte, nos dice el sentido común, es movido por el genio sentimental del artista;  la tecnología,  nos vuelve a decir el mismo sentido común, por la árida ciencia; y cuando decimos la árida ciencia, es porque le desprendemos el carácter emocional, sólo le hacemos permanecer la exactitud de la experimentación mientras rechaza,  y de nuevo el sentido común habla, lo sentimental. La barrera parece más ancha cuando nos damos cuenta del brutal desarrollo tecnológico con los dispositivos electrónicos, que parecen alejarse de algo tan sentimental como lo es el arte, pues si algo caracteriza a las máquinas, desde la ficción científica, es la ausencia de sentimientos.
¿Cuál puede ser, pues, la relación que hay entre el sentimental arte y la árida y metódica tecnología? Al parecer, ninguna, salvo que las dos son un producto de la creación humana, pues no consideramos que las cascadas, las montañas o la majestuosidad de los mares sean una obra de arte (por más que puedan provocar un sentimiento de lo bello) o un producto tecnológico (por más que consideremos que la naturaleza esté escrita con el preciso lenguaje matemático).
Sin embargo,  esa  pequeña relación que hay entre el arte y la tecnología llega a ser de lo más significativa, dejando de ser una pequeña relación para convertirse en un vínculo gigantesco: ambas son creación del hombre y es en él, y sólo en él, en el que encuentran su origen y su unión.
Si observamos más a detalle nos daremos cuenta de que los avances tecnológicos han beneficiando al arte: las estatuas griegas y renacentistas no podrían haber surgido sin el invento del cincel, las pinturas tampoco sin el conocimiento para extraer pigmentos y el invento  de un pincel para esparcirlos en el lienzo. En todo momento, así parece ser, los desarrollos tecnológicos benefician a la humanidad, entre ellos al desarrollo artístico.
—Pero, alguien podría comentar,  que, aunque no se niega que tanto arte y tecnología son creaciones humanas, ambas son de naturalezas distintas, pues a una lo mueve lo sentimental; mientras que la otra, la aridez de la ciencia, y entiéndase, al menos en este contexto la ciencia dura.
Sin embargo, ¿Qué sería del arte sin las aportaciones de la tecnología? Tendríamos que suprimir todo lo creado a partir del ingenio: el pincel y el lienzo del pintor, el cincel del escultor, y los instrumentos de los músicos. Sólo nos quedarían los bellos cantos a capela. Pero, si concedemos el uso de la tecnología en el arte, lo cual ocurre, tendremos las magníficas obras que tenemos hoy en día, incluso llegar a tener obras de arte que sólo surgen de la tecnología, como es el caso de la música electrónica.
Sigue quedando el problema del genio artístico, aquello que proviene que da su matiz de sensibilidad al arte, el cual alarga la brecha y pone la diferencia entre el arte y la tecnología. Al parecer, sólo he dado un gran viaje que me ha llevado al mismo puerto del que partí: el sentido común diciéndome que arte y tecnología, pese a que son actividades humanas, es lo sentimental lo que los separa.
Pero… ¿Será acaso que lo sentimental, aquello que parece propio del artista, en verdad sólo es propio del artista y de nadie más? Por ahora,  este no es el tema que pienso tratar; pero considero que la relación puede ir más allá del simple vínculo de creación humana, y  que se puede considerar a la tecnología, entre sus múltiples utilidades, como un medio para perfeccionar la obra de arte.

Comentarios

Entradas populares